Ayer, en buena compañía, volví a uno de mis hábitats favoritos, mío y de la mayoría de gente que se dedica a escribir (no me considero uno de ellos, yo solo estropeo el lenguaje)...el bar. Nadie duda que en situaciones de tasca han nacido grandes éxitos en casi todos los ámbitos.Soy la excepción que no se si confirma la regla o la destroza totalmente.
Me autoejercí las heridas
Por el placer de cerrarlas.
Las reabrí sin cuidado
Y las sellé con pasión.
Me dejé el codo en las barras,
Conversé en cien mil lugares.
Deposité la confianza
en quien el vaso llenó.
Cabalgué la vida a tumbos
Jugando a pares o nones.
Me busqué una suerte yerma,
Creí que era inspiración.
Conocí a musas de pago,
Retorcí varios renglones.
No encontré más a la luna,
la perdí en un callejón.
Humo, botellas, sillones y almas libres...bonita combinación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si tu destrozas el lenguaje, yo aún balbuceo.
ResponderEliminarOstras Kim! Acabo de ver tu comentario!
ResponderEliminarEres grande...espero vernos muy pronto eh!
mezcla entre bukowsky en su bar y Peter Pan en su cama-nido
ResponderEliminarA mi personalmente me parece que enalteces cualquier palabra que tecleas.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con Kim.