martes, 22 de junio de 2010

Déjenme fluir

Todos van por el mismo sendero, iguales, con la cabeza tocando los pies aunque se piensen que su nariz apunta al cielo.



Otra vez acechan manos,
Dedos largos traicioneros
Ellos portan el collar
A medida de mi cuello
Se encontrarán con mis fauces,
Afiladas de recelo
Para mostrar mi valía
Y marcarles el terreno

Otra vez traen el bozal.
No quieren que arme jaleo.
Me ensogarán a los postes,
Se ensañarán con mis huesos.
Antes que lamer el cuenco
Prefiero lucir pellejo,
Ladrarle libre a los cielos,
Gruñir sin venir a cuento

Otra vez viene el pastor
Con el cayado de hierro
Para castigarme el lomo
Y controlar a los perros
No me escapé del redil
Nunca fui uno de ellos
Mientras engullían hierbas
Yo me afilaba los cuernos



No soy libre...solo fluído

3 comentarios:

  1. Ni eres libre ni fluirás mientras no llegues a convencerte a ti mismo de que tienes que avanzar

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  2. El fluído no piensa ni se autoconvence, viene implícito en él dejarse llevar

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  3. Siempre acabamos volviendo a ese orgullo de siempre, antes muerto que humillado.
    Está bien defender lo que uno piensa, pero también hay que aprender cuando callárselo.

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