[...]Y el hombre creó las palabras para controlar y entender todo aquello que le rodeaba.
Con el tiempo hemos ido encumbrando una serie de términos, dándoles una importancia y supremacía innecesaria. Los usamos con ligereza haciendo que pierdan su esencia, matándolos, volviéndolos un rumor de fondo.
Ondea su oscura melena
Al viento que absorto tiene
Embellece su tez plateada
Bañada en el mar de Selene
Me mira y secuestra mi calma
La azuza y la pone a bailar
Agarra mi sucia mirada
La llena de agua de mar
Prepara la soga y la espuela
Sonríe y caigo rendido
Me mezo en su comisura
Intento trepar a su oído
Rechaza la miel y el oro
Incendia mil baluartes
Quiebra pilares maestros
Secuestra mis estandartes
Cuando intento no latir
al ritmo que ella desea
viene a hacerme girones
a rebajar mi marea
Al intentar abrazarla
Solo acaricio mis hombros
Saca la lengua burlona
Jugueteando entre escombros
Aquellos que deja en mi pecho
Cuando en su ombligo dormito
No la seducen palabras
Tampoco las necesito
Términos vacios que usan
Cientos de bocas iguales
Que escriben con devoción
Helando los ideales
Tú luchas por defenderlos
Yo solo por entenderte
Mientras duermo en mi azotea
Esperando conocerte
Para "sentir" no hace falta "nombrar".
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Para "sentir" si que hace falta muchas veces "nombrar"
ResponderEliminarY para poder "nombrar", siempre hace falta "sentir".
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