martes, 8 de junio de 2010

Todos tenemos algo de humano tras la piel del animal

No todo es triste, oscuro, visceral...también hay banalidad mezclada con extroversión.
Me gusta hacer odas a quien no se lo merece, o a quien nunca ha recibido nunca una.
Hoy toca una de arena...


En lo alto de un tejado
Maúlla desesperado
Si se aburre por la noche
mueve el rabo

Ha perdido el apetito
Las moscas lo tienen frito
Las espanta con la zarpa
despacito

Y a pesar de los pesares
Duerme solo en los portales
Se acurruca en un manto
de cristales

Y cuando muere la luna
Enseña dientes y uñas
Mientras juega con madejas
de penumbra

Ya no se deslumbra
con sardinas suculentas

Evita su tumba
arañando a los profetas

Continúa caminando
Invadiendo los balcones
Indagando con sigilo
en callejones

Engalana con lamidos
Su semblante enrarecido
El pelaje no le basta
como abrigo

Ya no ronronea
con caricias pendencieras

No se tambalea
en barandas traicioneras

Aunque se recorre el mundo
No se encariña con nadie
Eso es algo que ha aprendido
de su padre

Sabe que no va a cambiar
Le molesta ese collar
Un felino es imposible
de domar


No me llego a lamer las heridas...es una lástima. Habrá que maullar hasta reventar tímpanos.

2 comentarios:

  1. o habrá que sacar las zarpas para evitar que nos hieran, no crees?

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  2. Algún día encontrarás quien te lama las heridas desinteresadamente.
    Cuando la encuentres, que lo harás, no la dejes escapar.

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