Puede que este fragmento de mí no encaje demasiado ahora mismo, pero quiero seguir en la línea de las odas, porque me apetece.Además dicen que es de buen nacido ser agradecido, y ya que nací con prisas...
Es la última de momento que tengo escrita y supongo que lo próximo que publique romperá con la rutina tomada estos días (a quizás no, todavía no he vivido mañana)
Una imagen difusa
en la mente del niñato.
Un recuerdo que no existe
Un largo silencio ingrato.
De tu voz no han llegado
A mi oído tus historias
Nacen de otras gargantas
Las derrotas y victorias
Con más ganas que fortuna,
con más motivo que suerte
Libro y zapato en tu mano,
Vaso y cigarro tu muerte.
Pies curtidos de correr
De Sur a Este sin pausa
Siempre quisiste volver
Nunca pensaste en la causa
El amor y el compromiso
No entendían tus maneras
te ceñiste a consentirlas,
a alimentar las quimeras
Una sangre con dos letras,
tres generaciones llevan.
Cuatro bocas a tu cargo
Cinco décadas no llegan
Una gota sigue viva.
Su espalda portó tu peso
Dejó la infancia a la izquierda,
Convirtió en cimiento el hueso
Tus tropiezos le afectaron
Mas rencor nunca te guarda
Reproduce tu silueta
para que tu llama arda
Cuerpo de alfiler ajado
Polivalente si cabe
Pelo efímero y ligero
Frente que todo lo sabe
Haces que escriba a ciegas
Pues nunca escuché tu canto
Jamás me cediste nada
pese a que te deba tanto
Con sangre se escribe mejor que con tinta...o eso dicen.
jueves, 10 de junio de 2010
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Gracias por pertenecer a mi linaje de descastados. Alguien en algún sitio, si tiene posibilidades de leer esto, seguramente, en estos momentos, estará como yo con los ojos anegados, por una vez de felicidad y agradecimiento.
ResponderEliminarY ese alguien, había de ser yo.
ResponderEliminar¡¡¡Dios santo, que oda tan preciosa!!!. Cuanto amor desgarrado fluye por esas venas y por esas manos que según tú, "aporrean" el teclado.
Sigue poniendo tanto sentimiento en lo que escribes y llegarás donde te propongas.